Dicen que me parezco a ella
a mi abuela Adelina,
Adela no, Adelina,
mi abuela de Santander.
La expresión cansada
todos los años,
y los ojos tristes,
y el miedo en sus abrazos,
y la mantilla calada
y negra, de media,
por la mitad las medias,
arrastra el pie media zapatilla.
Mi abuela Adelina
canta para los vecinos
y huele a guiso de pescado
medido y regalado,
todos los días, pescado.
No lo dice mi padre.
Porque lo quiero yo,
yo lo digo, que me parezco a ella
a mi abuela Adelina,
Adela no, Adelina.
1.3.2011
Escribes con el ritmo dulce del vals, dando vuelvas y vuelvas con la palabra hasta desembocar en lo mejor de la poesía, sin aspavientos, sincera y universal.
ResponderEliminarTus palabras embellecen mis poemas
ResponderEliminarcomo tu vida mi vida.
Los poemas permanecen per se. El autor planta la columna y el lector le busca su paisaje. El mérito primigenio es siempre tuyo.
ResponderEliminarQuè gran tenir o haver tingut una gran àvia! I et sembles a ella!
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