sábado, 2 de agosto de 2014

El terra de casa





De petis jugàvem a indis i cowboys,
mentre les meves nines dormien.
Tirats per terra,  
federats i confederats
I els indis.
Tots dos volíem els soldats,
perquè tenien el fort,
de fusta i amb tot d’accessoris i detalls,
els indis tenien només les tendes,
i no hi cabien a dins.  
I també a les caniques,
també tirats per terra,
els genolls sempre negres,
i els mitjons blancs,
negres també.
I les caniques es ficaven per sota la nevera
I es perdien,
I el terra tenia els forats justos,
Per fer el guà i el super guà,
I en coneixíem tots els bonys i ratlles.
Per això recordo sobretot el terra de casa
Cap altra infantesa podia ser més feliç.
Els millors companys de joc,
el meu germà gran i jo,
tirats pel terra de casa.
 
2 d’agost de 2014
Al meu germà gran Ignasi, pel seu 50

lunes, 16 de junio de 2014

12 de septiembre de 2008

"La vida es una muerte
que nos lleva tiempo"

Emily Dickinson


Cuando menos te lo esperas, David,
salen los ojos de Jack Nicholson
de debajo de la cama.
La cosa mala volvió loco a Jack,
la cosa mala te mató a ti,
la cosa mala invadió tu cama
y te mató.
Otras veces solo te había dejado medio herido
o simplemente desconcertado
en mitad de la fiesta,
donde van a morir los solitarios.
Los solitarios miran mucho la tele
miran las series típicamente americanas
para tener una compañía
que no les rompa el corazón.
DFW quiso probar a vivir de verdad, dejó el Nardil, y se mató.
Y yo no quiero leerlo,
no quiero leer a cámara lenta que murió,
y lo apunto en los márgenes del libro
que me cuenta lo desgarradora
que es la verdad sobre la vida
que estás a punto de dejar.
No quiero que mueras.
Pero sé que te sobró la mitad del tiempo.
Por lo menos no tienes sudario,
tu amigo te echó al viento,
y su cara quedó rebozada
de partes grises y blancas de ti.
Y en la cama infinita reposas,
dejándome sola
en mitad de la fiesta.




17.06.2014

sábado, 26 de abril de 2014

Pequeñas muertes mudas

Luciérnagas carentes de luz 
flotan por encima de las tiendas del 
mercado, 
soportando siempre el peso del polvo sobre sus alas. 
Anclas coloreadas presionan sus diminutas patitas frágiles. 
Lolitas con gafas de corazón rojas las persiguen con sus cazamariposas de red.
Rituales crueles de sus pequeños mundos de color.

Siempre habrá

Se acercan a la luz, y mueren.
Pequeñas muertes mudas,
fino felpudo de moho
cubre mi nariz.

26.4.2014

jueves, 10 de abril de 2014

BODEGÓN DE SONRISA GRIS CON GAFAS SOBRE TAPA DURA




"Tens pensaments com si invisible fossis"

Ulises, James Joyce



Aquél día, sobre los vírgenes prados irlandeses,
la tierra se volvió cáscara marrón y azul y vacía gelatina seca,
el miedo tomó un tono azul petróleo y se heló bajo la piel,
2000 años en tres segundos,
tres segundos de piedra.
La carne se abrió por las viejas costuras y le gritó al hueso,
le lloró al hueso blanco,
fue expuesto a los rayos uva del sol de verano la palidez del bastardo
y se lloró en silencio la suerte de aquél que debería haber nacido Rey.
Ahora tiene su altar, y se le invoca para salvar el arte.
El Ciudadano sigue contando la misma historia persiguinsultando a los ingenuos
por las tavernas del viejo Dublín.
Ulises regresó vestido de mendigo y no fue reconocido,
ni siquiera por su propio hijo,
todos sus amigos muertos, hastiado de tanto miedo.
Los Dioses lo castigaron por su atrevimiento,
desataron su fuego divino, devastador, sobre los vírgenes y alegres prados irlandeses,
y quemaron la hierba fresca hasta la raíz.
Recuperará su patria, pero jamás le será permitido olvidar.

11 de abril de 2014

jueves, 30 de enero de 2014

Y el lobo acechaba

“Oh, Tyler, por favor, sálvame”
Chuck Palahnuik. “El club de la lucha.”

De niños, esperábamos en el pasillo
la señal que nos daba permiso para regresar,
con el sabor de la injusticia entre los dientes.
Qué fácilmente se desmorona una sólida estructura.
Un gesto inútil de rebeldía,
solo sirve para amenizar la rutina
de colocar sillas en la terraza de un bar.
Me entristece mi flaqueza.
¿Será el único momento
en que no se oigan las pisadas?
Sigo queriendo creer en la mala suerte
pero se que el problema
es el asqueroso sapo que vive en mi cuello,
al que sigo alimentando con trocitos de carne estofada.
Acabaré echándome bajo las ruedas de un autocar
mientras el maldito animal
sobrevivirá a mi estupidez,
y se irá, arrastrando una pata.
No se puede hacer la revolución
si no hay ruido ni furia.
La espalda sigue sin moverse,
y respira tranquila y regular.
Parece un muro infranqueable.
En unos momentos, me vaciaré
como la botella de plástico blando
en la boca del enfermo.
Sin espacio ni para el aire.
Y lo perderé todo.
Quizá esté contando los segundos que faltan
para que todo vuele por los aires.
O quizá muera yo antes.
Tyler espera.

31.1.2014