"Mis manos son de tu color,
pero me avergüenzo de llevar un corazón tan blanco",
Macbeth
Sólo la risa
el guiño cómplice y la risa y la sonrisa.
Cierra la ventana
y no me cuentes ya nada.
Entrelacemos los diez.
Y si la blanca carne del corazón
se va volviendo morada
disgregación de moléculas, ya se verá.
Hoy sólo la risa
y el guiño cómplice
y la ventana cerrada
y diez entrelazados
y los párpados en los oídos
y las blancas manos
y el corazón tan blanco también, a ser posible.
Eso es todo lo que se hacer
ahora.
26.10.2013