Más luz que calor
Hamlet
El ruido era ensordecedor
y las señales llegaban a miles,
continuamente y sin tregua.
Un día se dejaron convencer
de que habían al fin llegado a casa
Y se acercaron a las ventanas abiertas
atraídos por la luz de los focos.
La sed se calmó,
la actividad aplacó los nervios
y los hizo dormir de puro cansancio,
custodiados por el bienhacer
de los más sabios del lugar
que trasnocharon para gravar las tablas.
Y despertaron al amanecer
con los pies helados.
8.6.2010
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