martes, 1 de junio de 2010

e.e.

Estamos solos, en esta habitación
demasiado grande y con exceso de luz,
desde aquí, donde yo te dejé,
me miras con tu rostro en grises,
la mirada desafiante
la ausencia de sonrisa.
Ya nadie se interesa por lo que hacemos,
aunque es probable que pongan
la oreja detrás de la puerta.
Nada importa ya,
después de todo, durante mucho tiempo
tú solo fuiste un único poema
que perdió la virginidad demasiadas veces.
Jamás imaginé
que acabaríamos perdiendo el desafío.

1.6.2010

2 comentarios:

  1. La partida está recien comenzada y la ganaremos.

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  2. Y yo asomo mi cabeza para decirte que sí hay alguien que se interesa por lo que hacéis aunque la cadencia sea inexacta. Por suerte, tengo el gusto de poder llamar a la puerta, sin orejas disimuladas tras de ella. Todo un honor, poeta.

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